En redes sociales podemos acercarnos a muchas experiencias de personas con diabetes y aprender de ellas, incluso más que en el consultorio u otros ámbitos sanitarios. También nos animamos y nos llenamos de positivismo al ver que otros demuestran que se puede. Pero también hay un lado oscuro y es el del positivismo tóxico, aquel que sólo muestra perfección en el manejo de la diabetes.
Caemos en la soberbia de sólo mostrar curvas perfectas, acceso a todas las tecnologías, estados de ánimo estables, vida social sin discriminación, respuestas a todo, etc que pueden minimizar la vida con diabetes de otras personas y hacerlas sentir menos capaces.
Si bien, es importante tener una actitud positiva, la realidad es muy diversa de emociones y estados. Vivamos nuestra propia vida con diabetes, inspirándonos para sentirnos mejor pero permitiendo también las imperfecciones y los errores.
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